lunes, 8 de noviembre de 2010

Hoy

Hoy vi mis pisadas en la arena,

y quise borrarlas con la marea.

No me dejaron huir de ellas,

ya estaba hecha la huella.

Quise volver para atrás,

pero encontré la soledad.

Corrí para evitar que me atrapara,

pero caí en su manto de sal.

Volé para huir de mi vida,

pero mi alma estaba escondida.

No esperaba el sol ese día,

sin embargo llenó mis heridas.

¿Por qué olvidé la alegría?

Esa que sólo tu producías.

La piedra que lejos de ti estaba,

aquella roca inerte que allí habitaba.

Otra vez esperando mi caída,

otra vez propiciando que me rinda.

Pero yo sigo adelante,

porque sé que estás a mi lado,

porque sé que eres quien me da la mano.

He titulado a este poema "Hoy", lo he hecho hace unas horas al igual que retocar las imágenes que había tomado hace ya dos años, espero que os gusten.

¿No os ha pasado nunca decir: "jamás volveré a golpearme con la misma piedra"? Y tú, pobrecito mío, vuelves a verla, sabes que está ahí y aún así vas hacia ella. Directo a darte otro coscorrón con la enorme y pesada roca, ¡para no verla! Pero es que a veces somos así, necesitamos darnos una y otra vez para aprender la lección. No vale decir: "esto no es lo mismo" o "seguro que ya no me pasa", porque quieras o no, siempre será igual, en mayor o menor grado, pero el golpe te lo vas a dar.

Lo mejor es tropezarte, caerte y que pase por al lado algo muy importante para tu vida y que no lo veas, eso si que duele. Pero para eso están los golpes, para valorar los momentos, y sobre todo para apreciar el tiempo: las horas, los minutos, los segundos; e incluso, las milésimas.

Hay veces que el tiempo corre tan rápido que no te das cuenta de lo que ha pasado, e intentas enganchar al ritmo, pero parece que pasa fugazmente ante tus ojos. Sin embargo hay momentos en los que gritas por dentro deseando que pase el tiempo. Una vez un profesor me leyó una especie de relato y contaba algo así: esperamos toda la vida y nunca hacemos nada ¿por qué? Porque cuando somos pequeños queremos ya tener 18 años, cuando tenemos esa edad, deseamos que sea viernes para que terminen las clases. Cuando trabajamos nos pasamos todo el año esperando a que lleguen las vacaciones, cuando ya tenemos 50 años esperamos con ansia a jubilarnos, y cuando ya nos hemos jubilado nos damos cuenta de que no hemos disfrutado la vida.

Es triste, pero es cierto, no lo hagas tú. No tengas miedo a vivir cada segundo y contemplar cada imagen que pasa por tus ojos. Apasiónate con cada lunes que te conceda la vida, enloquécete con el comienzo de curso y sobre todo, vive la vida.



FUENTES FOTOS:

Creación propia


6 comentarios:

  1. Me encanta, tanto la poesía como el texto inferior... que gran verdad, y qué triste que aunque sepamos que es así, la mayoría de las veces no hacemos nada por evitarlo, seguimos deseando que sea viernes xD

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  2. Gracias chiquitina, me gusta que te guste. Es algo que llevo tiempo queriendo escribir y por fin he tenido la inspiración para hacerlo.
    Besos

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  3. Atte, vas a tener que dejar de escribir estas cosas porque haces que me emocione...

    En serio pienso que llegarás muy requetelejos, tú solo sigue escribiendo así y ya veras :-)

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  4. Jaja que lindo. Lo más lejos que quiero llegar es al corazón de la gente y se te emocionas es que lo estoy consiguiendo.

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  5. ATTE, un avez más decirte que esto valla cada vez mas, pero lo último que has puesto sobre la cabecera ya no tiene precio, ahora el blog esta requetegenial, sigue asi !!

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